lunes, 11 de agosto de 2014

La Gran Fiesta y su Gran Ética


La gran fiesta y su gran ética

Definitivamente en la cultura popular boliviana, la entrada del “Gran Poder” que anualmente tiene lugar en la ciudad de La Paz, es la máxima expresión del folclore andino, no sólo por las dimensiones económicas, sociales y mediáticas sino por los elementos de interacción y simbolismo social y cultural que están implicados. El carnaval de Oruro, por otra parte, compite en fastuosidad pero sus connotaciones sociales y culturales son diferentes. La fiesta del Gran Poder es la gran fiesta de los andes porque expresa directamente la “espiritualidad” de los descendientes aymaras asentados en la urbe que participan directa o indirectamente en esta fiesta.

La entrada es objeto de gran admiración de propios y extraños por el derroche de energía y la ostentación de poder económico, sin embargo, y este es el núcleo de nuestra reflexión, no se agota en los kilómetros de recorrido ni en la vistosidad de las máscaras y disfraces. El gran poder no es sólo la entrada, es la fiesta que temporal y espacialmente rebasa a la misma.

La entrada se constituye en la exteriorización, casi publicitaria, de la vivencia de una fiesta configurada por una serie de elementos que suelen ignorarse en el análisis académico sobre este “fenómeno” cultural. Las razones por las que se invisibilizan estos aspectos esenciales de la fiesta no los conocemos a ciencia cierta pero quizá sea para no incurrir en apreciaciones “politicamente incorrectas”.

Así pues, la fiesta del Gran Poder aglutina una serie de prácticas, una serie de costumbres cuya metafísica puede proporcionarnos claves de la ética que la estructura.

¿Quién baila en el Gran Poder?

Siguiendo un estribillo de una canción top en ritmo de morenada[i] podemos asegurar que quienes participan en el Gran Poder son los que disponen de recursos económicos suficientes, es más, podemos decir que sólo bailan los que tienen "planta". Y es precisamente este hecho básico que le proporciona al folclorista del Gran Poder una condición, un status, de distinción.

Podemos colegir de este hecho, asumido con naturalidad por la población en general, que la fiesta del Gran Poder no está abierta a todos y, un poco más, es una fiesta de discriminación. La fiesta en honor a Jesucristo (señor del Gran Poder) completamente ajena a los preceptos cristianos convencionales reune a privilegiados y excluye a los pobres. Así, parecería que la interpretación de Stermann sobre las interrelaciones de hombre andino no tiene cabida en esta fiesta,  “Los principios 'lógicos' de correspondencia y complementariedad se expresan en el plano ético, sobre todo, a través del principio de reciprocidad. Este hace las veces de normatividad cósmica que incluye a todos los actores y elementos, tanto divinos y humanos, como no-humanos, tanto de hanaq/alax pacha, como de kay/aka pacha y hasta de uray/manqha pacha.” (Stermann, 2006)

¿Por qué la gente baila en el Gran Poder?

Seguramente muchos de los promotores del Gran Poder podrían responder esta interrogante como lo sugiere Sterman “La mayoría de los rituales típicamente andinos tienen como finalidad la 'conciliación' de las fuerzas naturales o pachasóficas mediante una retribución recíproca, pero simbólica, del valor vital que tienen” (Stermann, 2006).

Sin embargo, y considerando que la erogación económica es fuerte y que pueden testimoniarse casos en los que intereses y necesidades familiares son postergadas para que la gente participe en la fiesta del  Gran Poder, las motivaciones para participar en ella parecen diferentes.

Convecionalmente se maniestaría que la razón básica es de carácter religioso, que se baila a DEVOCIÓN DEL SEÑOR DEL GRAN PODER, como si se tratará de un sacrificio, de una ofrenda o penitencia para adorar al señor del Gran Poder que no es otro que Jesucristo de la iglesia católica. Empero esta respuesta de cliché no encuentra asidero en lo que se hace durante la fiesta. Por ejemplo, hace unos años los devotos bailarines no aceptaron donar  Bs. 1 (un boliviano 00/100) para fines de mantenimiento de la iglesia.

La fiesta en el nivel simbólico congrega hasta 40.000 folcloristas porque participar en el Gran Poder reporta un status que en el mundo aymara mestizo es un capital de gran importancia, además está la gratificación hedonista de los múltiples capítulos en los que se desarrolla la fiesta.

Finalmente podemos asegurar que la participación en la fiesta del Gran Poder se constituye en una oportunidad e incluso opción económica. La organización de las diferentes comparsas, fraternidades, etc. es disputada por los integrantes simplemente porque, administrando las diferentes cuotas para disfraces, invitaciones y otros, cobros por derechos de ingreso, administración de pagos de publicidad, administración de las cajas de cerveza que cada integrante e invitado aporta a lo largo de todos los eventos de la fiesta; organizar la fiesta del Gran Poder es un negocio altamente lucrativo.

Entre los participantes con mucha frecuencia aparecen figuras públicas, para estas personas y en especial para los políticos se perfila otra motivación no menos atractiva que el lucro y es la popularidad y búsqueda de reconocimiento.

Conclusión ¿Es el Gran Poder la expresión de valores ancestrales?

El Gran Poder es asociado, por sus promotores, como una expresión que rescata y revaloriza los valores ancestrales. Ciertamente muchas de las danzas y ceremonias tienen antecedentes ancestrales, sin embargo, están tan distorsionas o tan lejanas en su referente original que actualmente y en esencia el Gran Poder es la expresión de valores mercantilistas y capitalistas occidentales.

Como vimos es una fiesta excluyente cuyo parámetro moral de mayor difusión es la discriminación.

La motivación de los participantes, aún a costa de sacrificios personales y familiares es la distinción y estatus individual.

El valor económico es el preeminente, quien quiera participar tiene que pagar por su traje, por su disfraz, por la invitación, por la presencia de un artista internacional en los ensayos, tiene que pagar por su seguridad y por supuesto por su cerveza. 

Antes que la devoción a una entidad divina occidental ajena por completo a la cosmovisión y religión ancestral, la fiesta del Gran Poder tiene un transfondo hedonista, que contradice de forma diametralmente opuesta a los supuestos valores éticos ancestrales del mundo andino como son la fidelidad, la mesura, la paciencia y otros.

Bibliografía citada

Stermann, J. (2006). Filosofía Andina. Sabiduría andina para el mundo nuevo. La Paz: ISEAT.





[i] El estribillo dice: “si quieres bailar morenada, tienes que tener platita…”

domingo, 29 de junio de 2014

Un apunte al Estado Plurinacional

El “Estado Plurinacional” como término y como concepto surgió en la Asamblea Constituyente inaugurada el 6 de agosto de 2006 en la ciudad de Sucre y fue incorporada en la Constitución Política del Estado de manera imprecisa. Así, en el Preámbulo de esta Constitución Política se menciona como reto de construcción colectiva al “Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario” (Bolivia, 2012, pág. 2). En la interpretación de este conjunto de términos puede asumirse que se hace referencia al Estado (como sustantivo) calificado por una serie de atributos (adjetivos: unitario, social, de derecho, plurinacional y comunitario) por lo que podría considerarse que la redacción es incorrecta en tanto no se incluyen comas. Pero si se interpreta que el conjunto de términos (Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario) conforman un solo concepto, por cierto nuevo en el idioma español, la redacción no debería incluir comas tal como ocurre en el texto de esta Constitución Política del Estado (CPE). En la orientación que nos interesa demostrar queda claro que el Preámbulo de la CPE no se refiere a Bolivia como “Estado Plurinacional” sino como “Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario” y ambos términos son diferentes y no pueden considerarse equivalentes ya que también podrían crearse las fórmulas “Estado Social de Derecho”, “Estado Comunitario” u otras combinaciones.
En el cuerpo de la CPE, la referencia al Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario se repite en el Art. 1 (Bolivia, 2012, pág. 4), en el Art. 3 se utiliza el término “nación” y en el Art. 11 se utiliza el término “República” (Bolivia, 2012, pág. 7).
En todo el texto constitucional existe  sólo tres referencias al “Estado plurinacional” Arts. 248, 298 y 304 (Bolivia, 2012, pág. 93), en el Art 98 existe la referencias al “Estado Plurinacional Comunitario” (Bolivia, 2012, pág. 36), y las denominaciones de Asamblea Legislativa Plurinacional, Tribunal Constitucional Plurinacional y Órgano Electoral Plurinacional son invariables.
Estas incongruencias fueron superadas a través de un Decreto Supremo posterior a la aprobación del texto constitucional que define la denominación y referencia al Estado Boliviano como Estado Plurinacional.
Entonces, la afirmación de Ximena Soruco en el sentido de que el Estado Plurinacional fue “la propuesta de los movimientos indígenas y populares de constituir un Estado plurinacional” (Soruco Sologuren, 2011, pág. 10), propuesta que se según la socióloga surgió como respuesta a “la  crisis  económica  y  de legitimidad del ciclo neoliberal” (Soruco Sologuren, 2011, pág. 9), es inconsistente.
Es más, en las mismas consideraciones de Soruco, los indígenas plateaban la existencia de dos Bolivias (Soruco Sologuren, 2011, pág. 10) además que  “el horizonte indígena que contiene una temporalidad de cinco siglos, en la radicalidad de su  opresión  y  la  búsqueda  de  su  liberación,  no  haya  llegado  a esta “solución final”, las dos Bolivias, sino que haya postulado un  proyecto  plurinacional,  donde  todos  puedan  caber,  incluida esta  oposición” (Soruco Sologuren, 2011, pág. 11). Sin embargo, el “horizonte  indígena” formadas desde siglo XX hasta la convocatoria a la Asamblea Constituyente incluía posiciones radicales como la restauración del Tawantisuyo o la constitución de un Estado Indígena que excluye al Mestizo criollo blancoide.

En conclusión, las afirmaciones básicas de Ximena Soruco en su texto Apuntes para un Estado Plurinacional son inconsistentes. Por un lado no es cierto que el Estado Plurinacional haya sido una propuesta de los movimientos indígenas, pues en primer término el “Estado Plurinacional” fue definido por Decreto Supremo post Asamblea Constituyente y en segundo término el “horizonte indígena” para la reconstitución de Bolivia a través de un Estado Plurinacional incluyente está en contradicción con las propuestas expresas de sectores y movimiento indígenas que planteaban estructuras y orientaciones políticas que excluían a sectores no indígenas.

Bibliografía

Bolivia, R. d. (2012). Constitución Política del Estado. La Paz: Gaceta Oficial de Bolivia.
Soruco Sologuren, X. (2011). Apuntes para un Estado Plurinacional. La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.



El Origen del Estado
El texto del Sr. Paul Coca titulado “Apuntes de teoría del estado (Ciencias Políticas)” la constitución del Estado es atribuido a la voluntad de los seres humanos. Coca al respecto escribe que el Estado “ha sido producido por causas propias del ser humano como el carácter gregario  (social)  del ser humano, el estar unidos para defenderse  de otros grupos humanos  diferentes o de las fuerzas de la naturaleza, la necesidad de ser protegidos, entre otras   razones, por lo que el Estado es un fenómeno social; mientras que cuando se habla desde el aspecto filosófico, nos referimos a que el Estado se formó por la exclusiva voluntad del ser humano” (Coca, 2011, pág. 15) Esta afirmación corresponde a una visión intuitiva e ingenua de la historia humana planteando por un lado que el Estado es una estructura social que protege a los seres humanos y por otra el Estado es la resultante de la decisión consiente y libre de las personas.
Profundizando el análisis Coca sostiene que el Estado surgió de la complejización de las sociedad humanas estructuradas por lazos familiares y que el origen de las relaciones de mando y obediencia se extiende, también, de las estructuras familiares matriarcales y/o patriarcales.
Encontramos en estas afirmaciones el desatino de ignorar factores fundamentales para el origen y constitución de cualquier Estado, a saber, los factores relativos a la producción y las relaciones sociales derivadas de la misma.

En este sentido Engels, a partir de las minuciosas investigaciones realizadas por Morgan, en el famosos texto titulado El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado señala que las estructuras basadas en lazos familiares alcanzaron un punto crítico en el que “No faltaba más que una cosa; la institución que no sólo asegurase las nuevas riquezas de los individuos contra las tradiciones comunistas de la constitución gentil, que no sólo consagrase la propiedad privada antes tan poco estimada e hiciese de esta santificación el fin más elevado de la comunidad humana, sino que, además, imprimiera el sello del reconocimiento general de la sociedad a las nuevas formas de adquirir la propiedad, que se desarrollaban una tras otra, y por tanto a la acumulación, cada vez más acelerada, de las riquezas; en una palabra, faltaba una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda. Y esa institución nació. Se inventó el Estado.” (Engels, 2000, pág. 55).
Al margen de consideraciones ideológicas, pues Engels es considerado con razón fundador del Marxismo y consecuentemente del socialismo, el Estado surgió en todos los espacios y momentos en los que los procesos de producción derivaron en la diferenciación de roles y funciones y en la transformación de los productos en mercancías. Las diferentes tareas en la producción dieron origen a clases sociales y la transformación de productos en mercancías dio paso a la propiedad privada. Estos elementos, a saber, clases sociales, propiedad privada y roles de dominio y sometimiento demandaron y generaron una institución que podía utilizar fuerza de manera “legítima”, es decir, dieron origen al Estado.
Por lo anterior, concluimos reafirmando que la perspectiva adoptada por el Coca adolece de limitaciones en las consideraciones sobre el origen del Estado que ignoran los aspectos relacionados a la producción económica.

Bibliografía

Coca, P. (2011). Apuntes de Teoría del Estado (Ciencias Políticas). La Paz.

Engels, F. (2000). El origen de la propiedad privada y el Estado. Marxists.org.